El Kobido se entiende como una
forma de salud y no solo de estética, originalmente estaba reservado
a la familia imperial o a la realeza, para ellos la belleza era
reflejo de buen equilibrio entre cuerpo, mente y espíritu, por lo
que se transmitía de maestros a alumnos hasta que a finales del S. XX
llegó a Estados Unidos primero y a Europa poco más tarde, para
difundirse entre el resto de la población.
Mejora la circulación
sanguínea y favorece la eliminación de las células muertas de la
piel aportando luminosidad lo que proporciona un aspecto más
saludable.
Atenúa las arrugas, previene
la flacidez y los signos de envejecimiento.
Disminuye las manchas faciales
y al aumentar la capacidad de hidratación de la piel es recomendable
en pieles acnéicas.
Aporta oxigeno a las células
que aceleran su proceso de regeneración lo que da tersura y brillo
al rostro.
Activa el sistema linfático y
se siente despertar la cara al activarse la circulación sanguínea,
lo que facilita la liberación de toxinas de la piel.
Relaja la musculatura de cara
y cuello actuando en caso de migrañas, tensión y dolor.
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